CARRERA ECLESIÁSTICA
Ya era octogenario cuando accedió al Papado, aunque tan sólo vivió por dieciséis meses más y en tan breve tiempo pocas cosas de importancia se hicieron. Luis XIV de Francia, cuya situación política era entonces crítica, se benefició de las disposiciones pacíficas del nuevo Papa; le restauró Aviñón y renunció a los abusivos derechos de asilo en las Embajadas francesas. (Ver ALEJANDRO VII.) El espíritu conciliatorio del rey no disuadió al decidido Papa para proclamar (4 agosto 1690) que la Declaración de las Libertades Galicanas (vide), redactado en 1682, era nulo e inválido. Ayudó a su Venecia natal con subsidios generosos en la guerra contra los turcos, y compró para la Biblioteca Vaticana los libros y manuscritos que pertenecieron a la Reina Cristina de Suecia.
Durante el cónclave de 1492, a la muerte de Inocencio VIII, fue elegido papa. Llevaba 35 años como cardenal y había servido a la curia durante cinco ya pontificados. Cuando fue elegido pontífice los hijos de Alejandro VI eran crecidos: el menos Jofré contaba con 12 años, el mediano Cesar, fue inmediatamente instruido en la carrera religiosa y nombrado obispo a los 18 años, el mayor Juan, segundo duque de Gandía, casó con una prima de los Reyes Católicos, que era esposa de su medio hermano Pedro Luis, primer duque de Gandía. Lucrecia, mientras se educaba bajo la dirección de Gulia Farnesio, dama aristocrática pero quebrada. Pronto se empezó a murmurar que Gulia mantenía una amistad íntima con Alejandro VI, lo cierto es que su hermano fue nombrado cardenal y la familia Farnesio comenzó a tener fortuna.
A la muerte de Inocencio XI el embajador del Rey Luis XIV de Francia presionó al cónclave para que eligiera a Ottoboni, ya octogenario
Sin embargo fue difícil alcanzar una mayoría puesto que ocho cardenales estaban ausentes. Además, en el curso de la reunión otro cardenal falleció y dos más tuvieron que abandonarla por enfermedad.
El número de cardenales experimentó sensibles variaciones a lo largo de la historia. Hubo momentos durante la Baja Edad Media en que la cifra fue muy reducida, lo que contribuyó a la aparición de tendencias más o menos oligárquicas.
La fijación de un numerus clausus se produjo en la época postridentina, y fue obra de Sixto V que, en virtud de la constitución Postquam verus ille (3 XII 1586), estableció una cifra máxima de 70: 6 cardenales obispos, 50 presbíteros y 14 diáconos. Esa cifra se mantuvo hasta el pontificado de Pablo VI, que elevó a 120 el número de cardenales «conclavistas», esto es, con derecho a participar en el cónclave.. La disciplina tridentina recogida por Sixto V estableció como requisito para ser nombrado cardenal la edad mínima de treinta años, una exigencia que fue incumplida reiteradamente hasta bien entrado el siglo XVIII mediante el abusivo recurso a la dispensa. Los cardenales debían ser también personas de costumbres honestas y con un nivel intelectual suficiente
Después de cincuenta días de votaciones y de que funcionaran las presiones y las promesas de futuro, no se ha de olvidar que por estas fechas cuando los Papas eran elegidos al poco tiempo de su elección publicaban una Bula en la que se recogían una serie de privilegios para los que habían participado en el cónclave.
Ottoboni resultó elegido por unanimidad: el 16 de octubre de 1689. Diez días después fue coronado papa en la Patriarcal Basílica Vaticana por el cardenal Francesco Maidalchini, protodiácono de S. Maria in Via Lata.


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